miércoles, 28 de octubre de 2009

Los clientes no pasan una, no está el horno para bollos...

Otra de las noticias expuestas hoy, encontré en la misma página que la noticia de singles (pinchando en "consumidores" es uno de los primeros articulos que aparecen)

LA CRISIS DESATA LAS RECLAMACIONES Y EL DESCONTENTO DE LOS CONSUMIDORES

La crisis provoca que los consumidores reclamen más por sus derechos, al percibir que cada euro cuenta, y que al mismo tiempo se indignen por las nuevas condiciones que las empresas otorgan a los nuevos clientes, una bola de nieve que es difícil de digerir para muchas empresas.

Según los datos de la Organización de Consumidores y Usuarios OCU, desde enero hasta septiembre el total de reclamaciones ascendieron hasta las 258.000, es decir 100.000 más que en el mismo periodo del año anterior.

"La gente ya no pasa ni una. Se presentan quejas que hace un año y medio hubieran sido impensables por asuntos casi anecdóticos o por cuantías inferiores a los tres euros", dijo al periódico El País, Ileana Izverniceanu, portavoz de OCU. "Se está perdiendo la típica vergüenza española a reclamar, a poner por escrito lo que antes sólo se protestaba de boca".

En este sentido muchas de las quejas se las llevan las agresivas tácticas de marketing que buscan captar nuevos clientes o robarle consumidores a otra empresa, especialmente en el ámbito de la telefonía. (justo de lo que hablaba Roberto: me quiero cambiar de movil, amenazo con cambiarme de empresa, respuesta del teleoperador: "no, no, no, qué quiere, que se lo damos con tal de que se quede")

Los expertos advierten que estas estrategias son comida para hoy y hambre para mañana ya que ganar un nuevo cliente es mucho más caro que mantener uno, entre otras cosas por que la empresa ya cuenta con los datos sobre sus hábitos de consumo.

Sin embargo, desde Consumo señalan que no todo son malas noticias, ya que a pesar de que muchas de las reclamaciones se producen por la falta de liquidez, también hay que rescatar el hecho de que exista una cultura de los derechos de los consumidores y una sensación de que las quejas sirven para algo y no van a un saco roto.

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